Estudiante de Biología realiza trabajos de investigación en la Antártida

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Agustin Biasotti, alumno avanzado de la Licenciatura en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, sede Puerto Madryn, hace más de un año que realiza tareas de investigación en la base Orcadas del Sur de la Antártida, a través de una convocatoria realizada por la DNA (Dirección Nacional del Antártico)

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En el marco del Día de la Antártida, Agustín nos cuenta cómo es su experiencia allí.

- Contanos un poco de vos. ¿Por qué te interesó estudiar Biología?

- Me gustó toda la vida el agua, de chiquito aprendí a navegar con mi abuelo y con mis viejos en el Río de la Plata, y desde entonces todo lo que atraviesa mi vida estuvo ligado al ambiente acuático o marino. Mis viejos son veterinarios así que siempre estuve rodeado de animales. Cuando terminé la secundaria en La Plata, decidí que mi ambiente tenía que ser el mar.

Encontré en Puerto Madryn todo lo que yo siempre quise; podía navegar, podía trabajar, y además conocí el buceo, que hice parte de mi formación. Y la hermosa universidad me brindaba un espacio como es el albergue universitario, para poder quedarme y poder vivir toda esta experiencia.

- ¿Cómo llegaste a la Antártida?

- Quería conocer todos los ambientes marinos, y uno de los más importantes es la Antártida, es un sueño que muchos biólogos tenemos y pocos lo pueden cumplir, es un lugar tan inhóspito y a veces inaccesible. Es un lugar que quería conquistar y que por suerte surgió.

Vi una convocatoria de la Dirección Nacional del Antártico, que es el organismo que regula a toda la actividad científica en la Antártida, en la que convocaban a un biólogo para venir a invernar (pasar el invierno). Lo que hace el biólogo es hacerse cargo de todos los proyectos que se desarrollan en distintas bases de la Antártida del área de biología durante el año.

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- ¿Cómo es tu trabajo en el invierno?

- Durante la invernada hay muchos proyectos que deben continuar, entre ellos hay censos sobre pingüinos, y mamíferos marinos, también hacemos distintos muestreos sobre plancton. Trabajamos con aves en general, mamíferos varios, hacemos seguimiento de las etapas reproductivas de diferentes mamíferos marinos como son foca de Weddell, lobos marinos, elefantes también, foca común ligera y leopardo ocasionalmente.

Los períodos de la Antártida cambian muchísimo desde el verano al invierno, desde el mar abierto al mar congelado, desde todo blanco a todo lleno de colores de lleno de vida, a nada, a absolutamente nada. Me parece que la experiencia es absolutamente completa;  de pasar de trabajar en muchas cosas de laboratorio a trabajar mucho en el campo, tener experiencias con guardaparques que también trabajan en la zona.

- ¿Tuviste que prepararte para ir a la Antártida?

- Para venir acá por supuesto hay preparaciones previas. Primero sale una búsqueda de un biólogo para venir a invernar, con algunas características especiales como puede ser tener capacidad para estar en botes, tener bastante experiencia de campo, después haber trabajado más que nada con individuos marinos, haber trabajado con oceanografía biológica.

Y después sí hubo una preparación muy especial en todo lo que es Antártida particularmente, la Antártida está destinada para la ciencia y la paz absolutamente, entonces hay mucho que estudiar sobre el tratado antártico, cómo mantenerlo, qué es lo que venimos a hacer acá, los permisos, muchas charlas y muchísimos exámenes psicológicos. También tenemos la formación de cada proyecto y de cómo desarrollar cada investigación y cada línea de mamíferos, aves, todos en su conjunto, nos dan sus indicaciones de cómo hacer el trabajo acá durante todo el año.

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- ¿Cómo es un día normal en la Antártida?

- Yo creo que los días normales en la Antártida no existen. Sería imposible recurrir a una rutina. Creo que cada etapa de la invernada fue muy particular, cambia cómo está la gente, cómo está el clima, cuánto tiempo podés estar afuera o cuanto tiempo de luz, pasamos de tres horas de luz a tres horas de noche, en todo el año.

Sí hay una rutina importante todos los días a las 7.30 hs desayuno, a las 12hs. almuerzo, a las 20 hs cena, esa rutina se mantiene. Hay gimnasio, hay zona de juego, se comparte mucho entre la gente porque es la familia que uno tiene durante un año.

También nos reunimos y contamos lo que cada uno tiene que hacer, es muy importante estar informados. Como es un ambiente hostil y nadie tiene que quedar solo. Cuando se puede, siempre hay unos mates mirando por supuesto al mar porque la verdad es un ambiente para  admirar y que cada vez que miras hay algo distinto, siempre cambia.

Durante la invernada lo que yo hacía era tratar de salir continuamente. Siempre hay algo para hacer, siempre hay un cerro para escalar, una playa para ir a ver, siempre se puede ir al refugio para dormir. Aprendimos a esquiar, aprendimos muchísimas cosas re interesantes de invierno.

- ¿Cuáles son las dificultades a las que te enfrentaste?

Una dificultad es lo social, el estar lejos de la familia, estar lejos de un montón de cosas que están pasando, estar con gente que no conocés pero que terminás conociendo un montón. Y ver que el mundo sigue adelante y que vos estás en un lugar muy distinto, y estás pasando un montón de cosas. Tenemos muy poco internet, de hecho no podemos hacer videollamadas.

Después hay algunas dificultades en el ámbito técnico, trabajar en el hielo, por suerte tuve que hacerlo con unos compañeros muy copados que sabían mucho y me fueron enseñando lo que necesitaba. Pudimos hacer todo lo que teníamos que hacer, disfrutamos muchísimo, caminamos muchísimo: en promedio con solo censos llevamos caminados más de 600km, y seguramente serán algunos más.

- ¿Qué es lo que más extrañás?

- Depende del momento, la familia, la familia siempre porque me tocó la suerte de tener una familia que amo, que quiero y que me abraza. Y los amigos, la red de gente que uno siempre tiene alrededor.

También extraño las frutas y las verduras, porque la alimentación acá es diferente; como no hay un flujo de barcos y de cosas estamos aislados casi doce meses, fruta y verdura no hay, es todo latas, carne, harinas, toda una alimentación que uno capaz no está acostumbrado. Ya pasó más de un año que no como una manzana;  la próxima vez que coma una manzana, va a ser como volver a vivirlo por primera vez, como volver a saborear de cero. Y eso es una de las experiencias más lindas también.

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- ¿Cuáles son los atractivos de la Antártida?

Vivir entre el hielo, vivir con estos animales, llegar a entenderlos, llegar a hablar un lenguaje muy similar, la verdad es que la mayoría de los censos y las cosas que hacemos acá es entre lobos marinos o entre distintos bichos que uno trata de perturbar lo menos que puede, y trata de entenderlosy terminás hablando un idioma muy particular, que cuando llega la gente nueva, ves cómo se manejan y te das cuenta que ya lo hablás. Es tan paulatino el crecimiento en este mundo tan aislado que no te das cuenta lo mucho que crecés y lo mucho que te vinculás con el ambiente.

¿Cuáles son tus objetivos profesionales?

Mi objetivo profesional en la Antártida era primero que nada conocer el ambiente, la fauna particularmente. Conocer el lugar, conocer los bichos, conocer cómo se trabaja acá, conocer qué es lo que hay acá y decir, este  ámbito me gusta para estudiar, este ámbito me gusta para seguir, me gusta tal bicho, me gusta tal equipo de investigación.

Creo que del ámbito profesional era  más que nada descubrir. Descubrir un mundo nuevo que por más que uno lo vea en televisión, lo ve en videos, lo ve en todos lados, acá se vive en carne propia. Y eso es tremendo. Todo esto me forma en el ámbito profesional.

¿Cómo sigue tu vida después de la Antártida?

Mi vida después de la Antártida es un misterio. Una de las cosas más lindas de ser invernante, es que trata de no pensar tan a futuro, sino más a corto plazo, la invernada es larguísima, así que uno piensa mes a mes, se va planteando objetivos en este lugar.

Hoy tengo todavía objetivos que me unen acá y no puedo ni entender que me queda tan poco para volverme. Pero más allá de eso aún me queda volver a Madryn a terminar la tesis, con peces de arrecifes y buceos. Y tengo muchísimas ganas de juntarme con mis seres queridos, mi gente, mi uni.

El 22 de febrero se celebra todos los años el día de la Antártida Argentina. Al respecto, Agustín nos comentó:

- Llegué en enero del año pasado, y vuelvo a quedarme acá todo el verano, así que es la segunda vez que vivo lo que es el día de la Antártida Argentina, especialmente esta base, Orcadas del Sur, es la más importante en ese sentido histórico, porque fue la primera que tuvo la Argentina, y es la única en el mundo, la más antigua en mantenerse ininterrumpidamente en mantener este modelo de invernadas.

Este año llegó la dotación nº 118, hace 118 años que se reemplazan dotaciones año tras año de gente viviendo acá. Hay mucha carga emocional, hay un museo, es un lugar fantástico. Poder vivir los actos que se hacen acá, poder ver cómo la gente se interesa en todo lo que está pasando en esta pequeña islita de unos pocos kilómetros es algo único. Es algo único para nosotros como argentinos, para nosotros como antárticos y para nosotros como personas llegando a un lugar tan inhóspito y habitándolo de esta manera. Felicidades es lo único que puedo decir. 

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